Oculta a simple vista: La compasión como un antídoto contra el desgaste profesional en la era posterior al COVID‑19

Christopher Cornelissen, DO, FASA; Brent Lee, MD, MPH, FASA; Stephen Rivoli, DO, MPH, MA, CPHQ, CPPS; Barbara Gold, MD, FASA, MHCM
Summary: 

Agravado por la pandemia de COVID‑19, muchos más profesionales de la anestesia tuvieron estrés y desgaste profesional. Los enfoques para combatir la desilusión, la disminución de la satisfacción laboral y el bienestar general se han centrado en acciones individuales. Estas tácticas no han tratado las barreras que impiden dar una atención compasiva que fue, por mucho tiempo, una fuente de satisfacción profesional. En este artículo, indagamos en las raíces de la insatisfacción e indicamos que dar una atención compasiva es un antídoto contra el desgaste profesional. Esto se ajusta a nuestra misión de dar una atención segura y eficaz a nuestros pacientes mientras promovemos el bienestar profesional.

Anécdota clínica

DW es una profesional de la anestesia de un hospital de la comunidad que atiende llamadas desde su casa y acaba de terminar su último caso a medianoche. A las 2:00 a. m., se estaba quedando dormida cuando la recepción del quirófano le avisó que tenía que administrar anestesia a un paciente mayor con una obstrucción del intestino delgado. Agotada y poco entusiasmada por volver al hospital, se reunió con el paciente en el área de espera y siguió la rutina preoperatoria habitual. El paciente estaba asustado y se disculpó mucho con el equipo del quirófano porque tuvieron que ir a atenderlo en mitad de la noche. DW tranquilizó al paciente diciéndole que ese era su trabajo y que había hecho muchos años de capacitación para hacer exactamente eso: atender a personas enfermas y con dolor, independientemente de la hora. La cirugía se hizo sin incidentes y, en la sala de recuperación, el paciente se sintió aliviado y muy agradecido con el equipo por haber superado la cirugía. DW contó que, cuando se fue del hospital esa misma mañana, se sentía agotada, pero revitalizada y recargada por haber ayudado a ese paciente asustado y angustiado que se benefició de su experiencia. Pese a su agotamiento físico, no estaba disgustada ni enojada, sino que se sentía conectada con sus colegas y reafirmada en su papel de profesional de la anestesia capaz de atender a este paciente en un momento de gran necesidad.

La situación actual

Tabla 1. Motores del desgaste profesional y la participación de los médicos.

Tabla 1. Motores del desgaste profesional y la participación de los médicos.

En octubre de 2018, en el Boletín informativo de la APSF se describió la tendencia al aumento del desgaste profesional entre los profesionales de anestesia.1 El desgaste profesional es un síndrome derivado del estrés laboral crónico y no gestionado, caracterizado por la disminución del esfuerzo laboral, el cinismo y los bajos niveles de energía física y emocional.2,3 Los factores que impulsan el desgaste profesional pueden dividirse en siete categorías (ver la Tabla 1).3,4 Mientras se hacen estudios para caracterizar y combatir el desgaste profesional, el fenómeno sigue aumentando. En 2014, se reportaron tasas de desgaste profesional del 50 % entre los profesionales de la anestesia y siguen señalándose como una prioridad para la seguridad del paciente perioperatorio en 2021.5,6 Una encuesta dirigida a los miembros de la ASA en marzo de 2020, en las fases iniciales de la pandemia, evaluó el desgaste profesional y demostró que el 59 % corría un riesgo alto de desgaste profesional y casi el 14 % cumplía los criterios del síndrome de desgaste profesional.7 La Asociación Americana de Enfermeros Anestesistas (AANA) ha identificado una escasez de investigaciones sobre el desgaste profesional entre los profesionales de la anestesia y subraya la amenaza de factores que contribuyen a ello, como el creciente agotamiento emocional.8

Obstáculos para sentir la conexión

Desgaste de los médicosLa pandemia de COVID‑19, que se asocia a un aumento de la prevalencia del desgaste profesional entre el personal de servicios médicos, ha exacerbado muchos de los factores que contribuyen al desgaste profesional.1,9 En una encuesta sobre las experiencias del personal médico que participó en la pandemia de COVID‑19, el 76 % de los encuestados reportaron sufrir agotamiento y desgaste profesional, y más de un tercio señaló una falta de apoyo emocional adecuado.10 Entre las preocupaciones más frecuentes, se encontraban el agotamiento emocional (82 %), la dificultad para dormir (70 %), el agotamiento físico (68 %) y el miedo relacionado con el trabajo (63 %).10 Un artículo reciente del Washington Post sobre las experiencias de un anestesiólogo que participó en el manejo de la vía aérea en la época de COVID‑19 comparaba el estrés con trabajar junto a un reactor nuclear.11

La percepción de falta de apoyo en el lugar de trabajo se ha identificado como uno de los factores más importantes que contribuyen al desgaste profesional.7 En un contexto anterior al COVID‑19, los intentos de mitigar el agotamiento a nivel institucional incluían la aplicación de herramientas, como la flexibilidad de horarios para mejorar la satisfacción de los proveedores, la educación de los proveedores sobre las causas y los síntomas del desgaste profesional, la promoción de una mayor integración de la vida laboral y personal y la facilitación de recursos para fomentar la resiliencia y el autocuidado.1,3 Sin embargo, durante el punto crítico de la pandemia, muchas actividades de promoción de la salud, como hacer ejercicio en un gimnasio, relacionarse en persona con amigos y familiares o viajar, se vieron muy reducidas, lo que llevó a los proveedores de atención médica a afrontar la situación por su cuenta. El COVID‑19 no ha hecho más que ampliar las limitaciones de los enfoques existentes. Mientras salimos lentamente de la pandemia, ¿cuáles son las estrategias más eficaces para mitigar el desgaste profesional y promover el bienestar de los clínicos? (Ver la Figura 1).

Figura 1. Ciclos del desgaste profesional y del bienestar.

Figura 1. Ciclos del desgaste profesional y del bienestar.

Muchos trabajadores de primera línea han descubierto intuitivamente en esta pandemia que la atención conectada con la compasión puede ser un antídoto eficaz para neutralizar cada una de las tres características del desgaste profesional: agotamiento emocional, falta de realización personal y despersonalización (Figura 1).12 El quid del argumento de la atención compasiva para mitigar el agotamiento y mejorar la conexión de los profesionales de anestesia con su profesión radica en la idea que, mientras que la empatía es simplemente reconocer y comprender el dolor y el sufrimiento de alguien, la compasión es la “respuesta emocional al dolor o el sufrimiento del otro, que implica un auténtico deseo de ayudar”.13,14 En otras palabras, la compasión implica no solo sentir el dolor de otra persona, sino actuar para aliviarlo o eliminarlo. Por la propia definición de la especialidad de anestesiología, los profesionales de la anestesia son los expertos en eliminar el dolor y el sufrimiento fisiológico y obtienen la satisfacción de ver el impacto directo de esas acciones al servicio de los demás. Estos actos de atención compasiva pueden ser rejuvenecedores.

Además de combatir el desgaste profesional, otros beneficios de la atención compasiva son la mejora de la seguridad del paciente, el aumento de su satisfacción e incluso la disminución del costo de la atención.15-18 Ampliar la compasión en la práctica clínica puede aumentar la conexión social que se extiende más allá de nuestros pacientes e incluye a nuestros colegas y compañeros de trabajo. Es importante señalar que los factores que han contribuido al desgaste profesional son, de hecho, los mismos obstáculos que impiden a los clínicos conectar con sus pacientes. Estos obstáculos consisten en el tiempo innegociable dedicado a funciones administrativas y de facturación en el expediente médico electrónico (EHR), la presión de la producción que lleva a apresurarse y a no conectar con los pacientes, y los atajos que se toman por la escasez de personal. Dados estos poderosos beneficios de la atención compasiva, nosotros, en colaboración con nuestras instituciones, deberíamos trabajar para eliminar los obstáculos y crear condiciones sistémicas que aumenten la capacidad de los clínicos de conectar con sus pacientes y entre sí.

Los cambios sistémicos fomentan la compasión en la organización

Desgaste de los médicosPara mitigar aún más el desgaste profesional, las instituciones de atención médica deben fomentar una cultura de compasión en el lugar de trabajo que se extienda más allá de los pacientes e incluya también a colegas y compañeros de trabajo. Las relaciones interpersonales sólidas contribuyen en gran medida al bienestar físico y emocional de las personas.19,20 De hecho, las relaciones humanas sólidas pueden ser un mejor indicador de la salud que los marcadores tradicionales, como la concentración de lípidos.15 Sentirse conectado en casa y en el trabajo puede ser una protección contra el desgaste profesional.7 Además, las instituciones desempeñan un papel importante a la hora de romper el ciclo del desgaste profesional y pueden ser esenciales para enfatizar una cultura de compasión hacia los colegas y de ayudarse mutuamente a hacer frente a los factores de estrés que existen en la práctica de la anestesia.

Se han propuesto varias intervenciones a nivel del sistema para tratar el ciclo del desgaste profesional, incluyendo evaluar las necesidades de salud mental, dar oportunidades constantes de cuidado de niños a los trabajadores de primera línea, permitir la flexibilidad del horario de trabajo, dar equipos de protección personal adecuados y pruebas de COVID‑19, y dar garantías de que los clínicos no serán reubicados en otros campos ni sufrirán recortes económicos.21 Además, para mejorar la compasión a nivel organizacional, las instituciones deben seguir ajustando las expectativas de aumento de la productividad, el exceso de documentación y la carga administrativa, que son motores del desgaste profesional. Se ha comprobado que estos factores externos aumentan la presión sobre los dirigentes de los sistemas de salud, los gerentes y los líderes de práctica.22

Se han descrito diversos programas centrados en la mejora de la relación entre el paciente y el cuidante, que también recuerdan a los clínicos por qué eligieron la profesión (Tabla 2). Por ejemplo, Schwartz Center Rounds permite a los proveedores de atención médica desarrollar una mayor comprensión de los aspectos sociales y emocionales de la atención al paciente, lo que aumenta el nivel de compasión hacia los pacientes y disminuye los sentimientos de estrés y aislamiento.16 Algunas instituciones han impulsado programas de capacitación en el cultivo de la compasión en la organización que pueden mejorar la autoconciencia, la autocompasión y la compasión hacia los demás.17 Aunque se originaron en un contexto anterior a la pandemia, programas como estos pueden ser extremadamente útiles ahora para mitigar los efectos del desgaste profesional en los profesionales de anestesia y demás personal de servicios médicos de primera línea, y las instituciones de atención médica podrían promoverlos activamente para fomentar la compasión en la organización.

Tabla 2: Recursos de atención compasiva para proveedores de atención médica.

Center for Mindful Self-Compassion
https://centerformsc.org/train-msc/
Cleveland Clinic: Communicate with H.E.A.R.T.
https://my.clevelandclinic.org/departments/patient-experience/depts/experience-partners/licensed-programs/communicate-with-heart
Compassion Resilience Toolkit
https://compassionresiliencetoolkit.org/healthcare/
Hillebrand Center for Compassionate Care in Medicine, University of Notre Dame
https://compassionatecare.nd.edu/healthcare-professionals/
Programa de empatía y ciencia relacional de Massachusetts General Hospital
https://www.massgeneral.org/psychiatry/research/empathy-and-relational-science-program
T. Denny Sanford Institute for Empathy and Compassion, University of California, San Diego
https://empathyandcompassion.ucsd.edu
The Schwartz Center For Compassionate Healthcare
https://www.theschwartzcenter.org/programs/schwartz-rounds/

Conclusión

El estrés y el desgaste profesional pueden afectar a todos los proveedores de atención médica. Ya existía mucho antes de la pandemia y es probable que aumente hasta que podamos volver a cultivar el profundo sentimiento de satisfacción profesional que supone la atención compasiva de los enfermos. Dicho de otro modo: “El ejercicio de la medicina siempre ha sido exigente y agotador, y siempre lo será. Es la pérdida de la capacidad de cuidar y la atenuación del estrés y el agotamiento que supone cuidar profundamente y mejorar la calidad de vida de los pacientes lo que ha llevado a la actual crisis de insatisfacción y falta de bienestar entre muchos médicos”.18

Como le pasó a DW en la anécdota clínica, fue en un momento de estrés cuando pudo reflexionar sobre la conexión con su paciente y sus colegas en su papel de profesional de la anestesia. Debemos mantenernos firmes en la lucha contra las fuerzas que impiden la prestación de una atención compasiva y contribuyen al desgaste profesional.
Ya sean presiones económicas, presiones de producción o fuerzas que dificultan la conexión emocional con nuestros pacientes, estas presiones siempre serán parte del panorama de la atención perioperatoria. En respuesta, las instituciones, en colaboración con los médicos, pueden trabajar para mejorar el apoyo en el lugar de trabajo y, por extensión, la capacidad de los médicos para prestar una atención compasiva que sea curativa para los pacientes y rejuvenecedora para los clínicos como DW. Esto es fundamental para nuestro compromiso de prestar la atención compasiva y segura que es el emblema de los profesionales de la anestesia.

 

Christopher Cornelissen, DO, FASA es anestesiólogo en Anesthesia Service Medical Group, San Diego, CA y profesor clínico asociado en el Departamento de Anestesiología de Western University of Health Sciences, Pomona, CA.

Brent Lee, MD, MPH, FASA es director de Excelencia Clínica y Mejoras en el Desempeño en North American Partners in Anesthesia, Fairfax, VA.

Stephen Rivoli, DO, MPH, MA, CPHQ, CPPS es profesor clínico auxiliar de Anestesiología en el Departamento de Anestesiología, Atención Perioperatoria y Medicina del Dolor de New York University School of Medicine, New York, NY.

Barbara Gold, MD, FASA, MHCM es profesora en el Departamento de Anestesiología de University of Minnesota, Minneapolis, MN.


Los autores no tienen conflictos de intereses.


Referencias

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